Mi proyecto de voluntariado europeo tuvo lugar en una organización que tiene residencias repartidas por todo el Reino Unido para personas con discapacidad. En mi caso la ciudad en la que estuve viviendo era Cheltenham, situada muy cerca de Gloucester (conocida por la catedral en la que se rodó Harry Potter) y a 30 min de Bristol.

Leonard Cheshire (el nombre de la organización) se portó muy bien conmigo en todo momento; y en el caso de la casa en la que yo estaba (Gloucestershire House) me acogieron como una más desde el primer momento. La verdad es que me siento afortunada de haber tenido esta experiencia, ya que además de haber mejorado notablemente mi inglés, considero que he crecido personal y profesionalmente, a pesar de que el tiempo de voluntariado ha sido finalmente más corto de lo que debería haber sido debido a la pandemia del coronavirus.

Igualmente he aprovechado todo el tiempo que he estado allí para no sólo desarrollarme profesionalmente y mejorar mi inglés, sino también para recorrer y descubrir al máximo posible diferentes rincones de este país que, aunque frío y lluvioso, tiene un encanto especial.

Lo cierto es que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Me ha servido para salir de la zona de confort y afrontar nuevos retos como convivir con un idioma que no es el materno o habituarme a nuevos horarios de comidas, así como a descubrir más de cerca una cultura que creemos conocer, pero que también me ha sorprendido en diferentes aspectos.

Además, he conocido a gente de todas partes del mundo, lo cual es totalmente enriquecedor porque no solo te empapas de la cultura en la que estás inmersa en ese momento, sino que también descubres cosas interesantes de cualquier lugar. Y muchas de esas personas ya se quedan conmigo para siempre, a pesar de que nos separen kilómetros de distancia.  Pero esta experiencia también me ha servido para darme cuenta de que podemos empezar de cero en cualquier parte, porque en todas partes existe gente maravillosa.

Así pues, animo a todo el mundo que tengas ganas de hacer un cambio en su vida, que quiera descubrir nuevos lugares, culturas y personas y que además quiera contribuir a la comunidad a realizar cualquier proyecto de voluntariado con el que se vea identificado/a, porque no se va a arrepentir. Es una de esas experiencias que te dejan buen sabor de boca y que siempre vas a recordar.

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  • Patricia Núñez López
    11 junio, 2020 at 9:19 am

    Bonita experiencia. Gloucester es mágico, a mí también me encantó.

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