Cuando sales de casa con una maleta dispuesto a pasar ciertos meses o años fuera de casa, lo que haces es equiparte para combatirlas y derrotar a tus monstruos, esos que actúan cuando no los ves, cuando no los escuchas, cuando apartas la mirada para observar algo más bello en lo que acomodarte, tu grupo, tu familia, tu gente.
El primer monstruo al que te enfrentas es la soledad, la miras y su respuesta es fría y poco acogedora, pero tras un par de días te das cuenta de que, aunque no haya mucha gente a tu alrededor, tienes a la más importante, TÚ. Cuando comprendes esto, tu alcance al resto de la gente es inmensamente superior, generas un nuevo grupo, nuevos amigos, nuevos apoyos y derrotas a aquel monstruo que trabajaba de incognito mientras tú hacías que no le veías.
Posteriormente, toca asentarse, ubicarte, generar tu nueva vida, con tu nuevo grupo, tus nuevos apoyos, tu nuevo equipo, y lo haces para superar los siguientes niveles y dificultades que te presente el destino. Es en este punto cuando aprendes a empatizar mucho más con la gente de tu alrededor, comprendes que en el mundo hay de todo, y que normalmente la gente esta dispuesta a ayudar a quien lo necesita, y que los prejuicios son altamente peligrosos. Y sin darte cuenta, tumbaste a otro malvado monstruo.
Cuando te has asentado, sabes como moverte por un terreno ignoto, y has empezado a recorrerte los grandes y pequeños rincones que hacen mágicos los diferentes territorios de este mundo, empiezas a disfrutar de una segunda vida, adquieres una segunda lente, y aprendes a ver la vida, los problemas, las situaciones particulares desde un segundo prisma. Y esta es una de las partes complacientes de los sueños, ponerse en el traje y la piel de aquellas personas que no eres y entenderlas.
Después de unas cuantas aventuras, algunas más geniales que otras, has conseguido ser feliz, y te encuentras a un monstruo al que te enfrentaste hace un tiempo uno que tiene un lado romántico que a veces nos hace algo más felices, pero que también tiene su lado oscuro que nos convierte en auténticos idiotas. La nostalgia será muchas cosas, pero lo innegable es que es un adversario terrible. Y esta llega en un momento delicado, cuando tu corazón está partido entre la gente a la que no has visto en meses y tu nueva gente que probablemente no veas junta nunca más.
En definitiva, esta es una maravillosa aventura donde tú aprendes sobre el mundo, sobre una nueva sociedad, sobre historia, sobre naturaleza, sobre miles de cosas, pero sobre todo aprendes de ti mismo y sobre como escucharte.
Actualmente, este reto que me marqué hace seis meses me ha provocado que quiera seguir superando retos, derrotando monstruos, creciendo y subiendo de nivel. Y aquel que esté leyendo esto, le deseo que disfrute de su sueño y siga escribiendo capítulos en su particular obra. MUCHA SUERTE.