La experiencia de Luis en un curso en Cerdeña con beca Erasmus+

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Me dirigí a Sassari para mi Training Course con becas Erasmus+ que ofrecen desde Building Bridges con cierto desconocimiento, puesto que yo siempre me he dedicado a la enseñanza formal, y no había experimentado previamente este tipo de encuentros. Dos personas por país, ocho países y un entorno con gran encanto, la ciudad sarda de Sassari.
Tengo que reconocer que, a pesar de ser la segunda ciudad de la isla de Cerdeña, tras la capital, Cagliari, no sabía nada de ella. Sólo había oído que tenía un equipo de baloncesto muy bueno que jugaba en la Liga Europea.
El motivo de esto es que Sassari no es una ciudad turística, en sentido de turismo de veraneo, de ciudad que se vacía en invierno y se llena en verano.
La primera sorpresa fue descubrir una ciudad con una Universidad muy antigua y asentada, una población joven, debido a la Universidad. No es una de esas ciudades Italianas renca centristas que cortan la respiración por su belleza, pero su normalidad, con bellos edificios mezclados con otros modernos, y algunos rincones con mucho encanto, me hacían sentir en una ciudad más para vivirla que para visitarla. Estar toda una semana me hizo descubrir rincones, iglesias, cafés, etc, maravillosos, pero cotidianos.
Parte del programa que realizábamos tenía que ver con el urbanismo, sobre cómo convivir con las miserias de las ciudades, y como incluir a todos los grupos sociales, y ésta parecía una ciudad hecha a medida.
Lo mejor del encuentro con gente de toda Europa es, suena a obviedad, la propia gente. Pasar toda una semana conviviendo con personas de ocho países le permite a uno abrir la mente y descubrir modos de hacer las cosas, de ver la vida, de enfrentarse a los problemas, que no se esperaba. Si viajar nos abre la mente, reunirnos con gente de tantos y diversos sitios lo hace aún más, en un ambiente cordial, de aprendizaje, de respeto.

Aquí tienes algunas fotos del evento y de la gente con la que estuve:

A mi me ha hecho ser consciente de cuántos prejuicios tenemos, como sociedad contra otras gentes y países, que se quedan en nada al entrar en verdadero contacto con sus gentes.
El sistema de trabajo no formal permite una cierta flexibilidad que hace que pueda irse modificando según va avanzando para tener un mejor aprovechamiento de él.
Por otra parte, el hecho de estar hablando inglés con tanta gente hace que poco a poco te vayas soltando, y te atrevas y pierdas los miedos a decir algo incorrecto, tan propios de los españoles.
Con ello he sido consciente, por otro lado, de la imperiosa necesidad que tenemos todos de mejorar el nivel de inglés, y la espontaneidad en su uso. Mi nivel es aceptable y puedo hablar y entenderme, pero puedo ver como en otros países se ha convertido en una verdadera herramienta de comunicación.
No sólo el inglés, hablar con gente de Rumanía, por ejemplo, me ha permitido saber, más allá de la teoría, cuan parecidos pueden llegar a ser nuestras lenguas, aunque aparentemente suene a todo lo contrario. Así como lo parecidos que son a nosotros, cuando nosotros estamos llenos de prejuicios hacia ellos.
En resumen ha sido una experiencia muy positiva, por compartir problemas, idiomas, proyectos y demás con tanta gente. Yo ya estoy deseando repetir.
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