Ana en voluntariado cultural en galería de arte de Austria

Me llamo Ana del Casar y año pasado terminé mi carrera de Historia del Arte… y no sabía muy bien hacia dónde quería encaminarme después. Por eso, cuando vi este SVE en un voluntariado cultural en una galería de arte contemporánea en Graz (Austria), pensé que era una oportunidad perfecta para mí: por un lado, me permitiría conocer un poco mejor cómo funciona el mundo del arte en términos prácticos, y por otro, podría continuar viajando, aprendiendo nuevos idiomas y, en general, expandiendo mis
horizontes.

Además, esta galería de arte, llamada < rotor >, busca conectar el arte con la política, impulsar cambios positivos a nivel sociopolítico por medio de sus exposiciones (impulsando, por ejemplo, el debate sobre el racismo y la acogida de refugiados en Austria y en la Unión Europea), por lo que conecta varios de mis intereses (arte, política y sociología). Ya han pasado casi dos meses desde que  empecé mi voluntariado cultural y llegué a Graz, así que aquí va el resumen de mi experiencia hasta ahora.

En primer lugar, Graz me gusta mucho. Es una ciudad más bien pequeñita y no tiene la magnificencia de grandes centros como Viena, pero precisamente por eso se siente muy acogedora.

Tiene muy buen ambiente, con muchos mercados de granjeros, restaurantes vegetarianos y propuestas culturales como, por ejemplo, el festival Steirischer Herbst; entre septiembre y octubre, muy importante dentro del arte contemporáneo en Austria. De hecho, hubo varias performances de creadores de Estados Unidos, Reino Unido, Brasil… que me impresionaron por su nivel.

Con respecto al trabajo, nuestro contrato aquí (somos dos voluntarias en rotor) es de 30 horas semanales, aunque en las primeras semanas hemos hecho bastantes más porque era la apertura de la primera exposición de este semestre. Las horas extra se suman para poder canjearlas más tarde por días libres, aunque también nos han dicho que cuando estemos en eventos donde realmente no estamos trabajando, o no sea un trabajo muy laborioso, no contemos esas horas.

En general, las tareas que hemos tenido hasta ahora han sido bastante sencillas, aunque la idea es que, a medida que se conozca mejor cómo funciona rotor , se asuman tareas de voluntariado cultural de mayor responsabilidad. Todos los días tenemos que abrir y “montar” la galería y durante el resto del día estamos disponibles para más o menos cualquier cosa que el resto del equipo necesite.

Aparte de eso, tenemos una serie de proyectos asignados en función de nuestros intereses. Por ejemplo, el primer proyecto en el que trabajé consistió en ordenar el archivo de < rotor > y crear una base de datos online con todas las actividades que ha realizado la galería desde sus inicios. Esta base de datos se utilizará más tarde para crear un libro sobre la trayectoria de rotor.

El proyecto en el que ahora mismo estoy involucrada está más relacionado con los ámbitos económico y curatorial, que son los que más me han llamado la atención en lo que llevo en rotor.

Así, estoy encargada de seleccionar el transporte de varios artistas que vendrán desde Europa del Este para un intercambio con artistas austríacos y actualizar las cuentas de la galería con los costes derivados de este proyecto. Aparte, he estado revisando junto con la otra voluntaria en rotor; los perfiles de varios artistas y su trabajo para destacar sus características más importantes, catalogarlos en función del campo en el que trabajan y seleccionar los que nos parezcan más interesantes para después presentárselos a los dueños de la galería, que utilizarán esta información de cara al planteamiento de las exposiciones de 2018 y 2019.

Por otro lado, pero en relación también con el trabajo, el equipo es absolutamente un amor, todos son muy amables e intentan que rotor  se sienta más como una familia que como una relación estricta de jefes y subordinados. Otro punto muy positivo de este equipo de voluntariado cultural es que realmente intentan hacernos sentir en casa y nos facilitan mucha información sobre la ciudad, flexibilidad con las horas extras e incluso nos compran cualquier cosa que nos falte en la casa (por ejemplo, la aspiradora, que no funcionaba). También nos han pagado este semestre un curso de alemán, lo que agradezco muchísimo.

Ya que he mencionado la casa, decir que la vivienda está en mi opinión muy bien. El piso está en un barrio bastante acomodado y tranquilo y muy céntrico, a media hora andando de < rotor > y a 20 minutos de la plaza central. Tenemos un supermercado a la vuelta de la esquina y una de las universidades al final de nuestra calle. Lo único negativo que se podría decir es que, aunque tenemos ventanas en nuestras habitaciones, como estamos en el último piso, son ventanas de buhardilla, inclinadas y entonces no se ve la calle, sino el cielo. De todos modos, a mí no me importa en absoluto porque nuestras habitaciones siguen estando bien iluminadas y con ventilación.

Para terminar, y como consejo a futur@s voluntari@s, indicar que este proyecto en < rotor > está muy bien si estás estrictamente vinculad@ con el mundo del arte y no sabes muy bien qué hacer por lo que quieres aprender un poco de todo; si por el contrario tienes ya una idea concreta sobre aquello a lo que quieres dedicarte en el futuro y ello, aunque implique cierta relación con el ámbito cultural o artístico, no pasa necesariamente por trabajar en un museo o en una galería, entonces este SVE puede sentirse un poco ambiguo. De todos modos, para tod@s aquell@s que estén pensando en solicitar este SVE en el futuro, estoy totalmente abierta a responder a cualquier pregunta ��

Escrito por Ana, voluntaria cultural en Austria