Experiencia del Cuerpo Europeo de Solidaridad
Experiencia de Emma en Alemania en una guardería
Las cosas que he vivido se convertirán en grandes enseñanzas para el resto de mi vida y los vínculos que he construido los recordaré siempre.
Mi nombre es Emma Carrasco, tengo 25 años y desde septiembre de 2022 hasta agosto de 2023 he realizado un proyecto de voluntariado bajo el programa del
Cuerpo Europeo de Solidaridad en Leipzig, Alemania. La organización de acogida se llama Herbie e.V. y está especializada en labores de cuidado y bienestar infantil y
juvenil. Mi proyecto se ha desarrollado en uno de sus centros, la guardería Gohliser Höfe, en particular con un grupo de niños y niñas de entre 3 y 6 años. A lo largo del día me encargaba de tareas muy variadas, desde el cuidado personalizado de los niños y niñas (servirles la comida, atender sus necesidades, curarles…) hasta la
organización y desarrollo de actividades, entre ellas talleres de manualidades, musicales o formativos. También llevaba a cabo actividades como deportes o juegos colectivos.
En términos generales, mi experiencia ha sido muy buena e interesante. Ha estado repleta de desafíos pero también de grandes aventuras y descubrimientos.
Inicialmente, el idioma fue una barrera importante. Trabajar diariamente en alemán es complicado y un poco agotador, sobre todo teniendo en cuenta que yo tenía sólo un conocimiento muy básico del idioma. A lo largo de los meses fuí mejorando en el idioma y eso me permitió trazar unos vínculos más cercanos con los niños. Si bien
existe la posibilidad de conectar con los niños sin manejar bien la lengua, creo que es esencial alcanzar un nivel donde fuese capaz de comprenderlos y responder a sus necesidades. Entre las muchas cosas que me llevo de mi experiencia de voluntariado, creo que la más importante es el haber construido una relación tan especial con el grupo en el que trabajaba. A día de hoy puedo decir que les conozco en profundidad y que a pesar de lo complejos y diferentes que son entre ellos, he sido capaz de tener un vínculo muy cercano con cada uno de ellos. El trabajar con
niños es desafiante, pero al mismo tiempo te recompensa con una serie de emociones que difícilmente se pueden encontrar en otras profesiones o voluntariados.
En términos más específicos, mi experiencia de voluntariado tuvo aspectos muy positivos, aunque también encontró una serie de dificultades. En primer lugar, el mudarse a un país nuevo no es fácil, en mi caso no por cuestiones culturales sino por la ausencia de lazos sociales. Una tiene que construirlos desde cero, y muchas
veces se me hizo difícil conocer a gente nueva de mi edad que estuviese en una situación similar, realizando una estancia temporal en la ciudad. Tampoco había una organización o una plataforma que pusiese en contacto a los voluntarios europeos en Leipzig, algo que hubiese sido bastante útil. En segundo lugar, está el desarrollo
de la actividad como voluntario y el conflicto entre las expectativas previas y la realidad. Antes de comenzar mi proyecto, creía que la labor del voluntario iba a ser la de apoyo al personal permanente de la guardería. Sin embargo, cuando comencé me dí cuenta de que el voluntario es realmente una parte esencial del trabajo diario, como cualquier trabajador, y como tal debe mostrar un trabajo autónomo e iniciativa en las actividades diarias. Eso, sumado a las largas jornadas y a lo extenuante que
es el trabajar a veces con niños, hizo que durante los primeros meses el proyecto de voluntariado fuese muy complicado.
No obstante, hay una larga lista de puntos positivos que ha hecho de mi
voluntariado una experiencia incomparable. En primer lugar, desde el primer momento, la ciudad me encantó. Es una ciudad llena de vida y de gente joven y gracias a eso tuve la oportunidad de conocer y trabar amistad con gente muy
especial. En segundo lugar, estoy muy contenta de la labor de mi organización de destino. Mi mentora se esforzó constantemente por mi bienestar y por el hecho de que yo tuviese el mejor año posible, tanto en el ambiente laboral como en el aspecto social y personal. Me introdujo a muchas actividades que se desarrollaban en la ciudad, así como organizó mensualmente seminarios conmigo y con la otra
voluntaria en los que realizamos actividades diversas (talleres sobre ecología, excursiones, piragüismo…).Durante estos seminarios aprovechábamos para hablar de mi trabajo en la guardería, y si tenía problemas se los comentaba para ver si podíamos buscar soluciones conjuntas. Estos seminarios eran una excelente forma de repasar el trabajo y los avances personales cada mes que pasaba, y al mismo tiempo sirvieron para integrarnos un poco más en la cultura y en la sociedad alemana. En tercer lugar, los seminarios de voluntariado, no sólo los mensuales, sino los que realizamos con otros voluntarios europeos de otras partes de Alemania, fueron algo muy especial en mi experiencia de voluntariado. Estos seminarios duraban una semana y los realicé en dos ciudades diferentes de Alemania, uno en Würzburg y
otro en Weimar. Durante estos seminarios, tuve la oportunidad de conocer a mucha gente que estaba en la misma situación que yo, trabé muy buenas amistades y aprendí muchas cosas útiles para el desempeño de mi proyecto de voluntariado, por ejemplo el resolver conflictos, el desarrollar una comunicación no violenta, team-
building y otras muchas habilidades. Al mismo tiempo realizamos proyectos muy interesantes, buscando la creatividad, la iniciativa y la imaginación de cada
voluntario. Para muchos de los que acudimos a estos seminarios y que
trabajábamos en guarderías fue muy bonito ser testigos de que podíamos desarrollar nosotros mismos iniciativas y pequeñas acciones dirigidas a los niños
con los estábamos..
Por último, mi trabajo en la guardería fue una experiencia muy bonita y emocionante. Todos los días eran diferentes los unos de los otros, y poco a poco la complejidad del trabajo fué desapareciendo. De hecho, pude desarrollar mi trabajo
diario de forma autónoma y pude ser considerada como una educadora más a ojos de mis compañeros y de los niños. Es para mí muy satisfactorio pensar que pude ser útil y beneficiosa para la guardería y para los niños en particular, especialmente
para dos niños de mi grupo que tenían problemas de desarrollo cognitivo. El esfuerzo constante por enseñarles y apoyarles se vió recompensando con una
confianza sin igual por parte de ellos hacia mí. El haber conseguido que los niños confíen en mí y que busquen en mí alguien a quien acudir es uno de los puntos más
positivos de todo el voluntariado. Al mismo tiempo, poder ser capaz de enseñarles cosas nuevas, como canciones o hacer manualidades ha sido genial. Poniendo un
ejemplo, a mí me encanta pintar y dibujar y pasaba mucho tiempo con ellos pintando, yo les enseñaba trucos para dibujar cosas sencillas como animales y paisajes, o les proponía juegos como que adivinaran aquello que yo dibujaba, y viceversa. Al final se acabó convirtiendo en una cualidad que definía mi papel en la clase, como aquella persona que tenía unas buenas virtudes para las cosas
manuales. Como conclusión, me alegro enormemente de haber tomado la decisión de realizar
el voluntariado europeo y, sobre todo, me alegro de haber decidido desarrollar este proyecto en Leipzig. Ha sido una experiencia profundamente especial, irrepetible e incomparable. Las cosas que he vivido se convertirán en grandes enseñanzas para el resto de mi vida y los vínculos que he construido los recordaré siempre.
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