Carolina ha pasado unos meses en Croacia realizando un voluntariado científico y educativo en parajes naturales. Esta ha sido su experiencia.
El voluntariado científico de Carolina
Nunca había escuchado hablar del “European Voluntary Service” (EVS) antes de embarcarme en esta aventura que son los voluntariados en el extranjero, sin embargo, me gustó el concepto y tuve la suerte de encontrar un proyecto que se alineara perfectamente con mis ambiciones profesionales en el sector medioambiental marino.
Mi organización de acogida se enfoca sobre todo en la investigación y la educación científica, lo cual significa que mi misión durante mi estancia en Croacia era acompañarles y asistirles con ambas cosas.
Los dos primeros meses estuvimos ubicados en una pequeña isla del sur de Croacia donde, en cooperación con otra ONG, se organizaba una especie de campamento científico para jóvenes estudiantes interesados en ganar experiencia y conocimientos sobre el mundo de la biología marina. Cada semana llegaba un grupo nuevo y bajo la dirección de nuestro equipo de ciencia aprendían a desempeñar ciertas tareas y metodologías de campo para recabar datos científicos. Aunque yo me unía al equipo con la ventaja de ya traer algo de experiencia en métodos de campo, el foco de atención bajo este proyecto eran especies endémicas del Mediterráneo, como la Nacra o la Posidonia oceánica, una planta acuática que forma hábitats subacuáticos sumamente importantes para muchas especies nativas, y yo hasta el momento sólo había trabajado con mega-fauna. Junto con los investigadores encargados aprendí a manejar nuevo equipo y herramientas científicas para evaluar el estado poblacional y de salud de las especies en cuestión y hacer conteos de especies locales de erizos de mar y peces depredadores de los mismos. A la par, también organizábamos discursos sobre temas de importancia científica relacionados con la biodiversidad, especies invasoras, pesquerías, etc. Mi proyecto personal durante mi periodo de voluntariado fue exponer charlas sobre la biología y ecología de tiburones, animales con los que había trabajado en el pasado, para proveer conocimientos un poco más precisos y científicamente verdaderos con el fin de desmitificar estas magníficas criaturas ante el público general.
Esos primeros dos meses fueron fantásticos, tanto respecto a los nuevos conocimientos adquiridos como el equipo de trabajo que enriqueció la experiencia increíblemente.
Otras aventuras nos llevaron a un parque nacional dentro de una isla más norteña donde tocaba emprender una limpieza subacuática y un conteo de Nacras dentro de un laberinto de bahías fascinantemente bellas. También pasamos dos semanas con un grupo de estudiantes de la universidad de Zagreb recolectando materiales audiovisuales para crear un inventario de biodiversidad marina alrededor de tres islotes que en un futuro cercano serán declarados como área protegida marina.
Entre tanto viaje y tanto tiempo dentro del agua, también hubo tiempo para secarse y pasar un rato en la oficina para preparar, rellenar y procesar las bases de datos y crear materiales de educación y divulgación científica para proyectos educacionales.
Durante los cuatro meses que tuve la oportunidad de vivir y trabajar en Croacia, no existió ni un minuto de aburrimiento. Formé parte de un equipo estupendo con iniciativas excelentes que me enseñaron otra faceta del mundo de la ciencia marina y de las ONGs y me motivaron para continuar por el camino de la sostenibilidad y conservación marina con aún más empeño y pasión.
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