Mi experiencia como voluntaria del Cuerpo Europeo de Solidaridad empezó el 15 de octubre de 2022. Llegué a Padova, la ciudad italiana en la que he vivido durante todos estos meses, y desde el primer momento me sentí como en casa. Algunos de los miembros de mi organización de acogida vinieron a recogerme a la estación y me acompañaron al que hasta día de hoy ha sido mi hogar.
Pocos días después, cuando por fin llegó mi compañera alemana, nos pusimos inmediatamente a trabajar. Llegamos a Progetto Giovani, que tiene su sede en el Centro Culturale Altinate San Gaetano, y poco a poco fuimos conociendo a todo el equipo y adaptándonos a nuestra nueva rutina. Nos explicaron cómo se divide la oficina y cuál sería nuestra área de trabajo, Spazio Europa, que se encarga tanto de promover la movilidad internacional como de crear nuevos proyectos orientados siempre a los más jóvenes.
Nuestra labor principal la desarrollamos en las escuelas. Desde el mes de octubre hasta mayo, recorrimos diferentes escuelas de la ciudad hablando sobre nuestra cultura y promoviendo el interés intercultural por medio de la lengua. Trabajamos principalmente con adolescentes de entre 15 y 18 años, que son normalmente los más interesados en irse al extranjero o empiezan a plantearse opciones de futuro. A nivel personal, esta actividad ha sido muy gratificante y me ha permitido reforzar la idea de la profesión que quiero desarrollar en un futuro no muy lejano.
Además de las actividades en las escuelas, por las tardes, de lunes a jueves normalmente, ofrecíamos la posibilidad de realizar tándems lingüísticos en las instalaciones de Progetto Giovani. Italianos de entre 15 y 35 años podían venir para realizar un intercambio lingüístico. La actividad tenía una duración de una hora y, en mi caso, hacía el tándem tanto en español como en francés. Este proyecto me ha permitido conocer a mucha gente autóctona de Padova y hacer muchas amistades, cosa que valoro muy positivamente.
Por último, la organización nos dio la oportunidad de desarrollar un proyecto personal a nuestro gusto. Eso sí, siempre relacionado con la promoción de nuestra cultura de origen y de nuestra lengua materna. En mi caso, desarrollé dos proyectos diferentes: el primero estaba orientado a jóvenes que quisieran prepararse un examen oficial de español, nivel B1 o B2. El proyecto se extendió varias semanas y consistía en trabajar las cuatro competencias clave que forman parte del examen y que conviene dominar para conseguir un resultado satisfactorio. Por otro lado, desarrollé un proyecto ligado a la cultura del feminismo en España. La idea consistía en transmitir de manera meramente informativa los datos más actuales sobre la situación en el país, siempre desde una perspectiva objetiva y teniendo como objetivo principal abrir el debate entre los participantes. Este último proyecto tuvo una muy buena acogida y resultó ser muy exitoso y, por tanto, satisfactorio a nivel personal.
Pero, dejando de lado la parte “profesional”, me gustaría recoger de alguna manera todo lo que me ha aportado mi experiencia como voluntaria europea. Antes de venir a Italia ya había vivido dos veces en el extranjero, pero ninguna de ellas se acerca o se asemeja a todo lo que he vivido aquí. Sin duda esta ha sido la mejor experiencia de mi vida, sobre todo a nivel personal, y me planteo la posibilidad de promover este tipo de actividad a nivel universitario en mi ciudad para que cada vez sea más gente la que se embarque en una aventura como esta.