MI VOLUNTARIADO EUROPEO
Aunque me cueste reconocerlo, antes de venir a Milicz no estaba segura de si sería buena idea.
Según me explicaron en la entrevista, esto no iba a ser todo lo bonito que podría imaginarme. Con el paso del tiempo el pueblo podría empezar a resultarme muy pequeño, me aburriría, la inestabilidad del tiempo me provocaría dolor de cabeza y enfado y las pocas posibilidades de comunicarme en inglés con los autóctonos me obligarían a limitar mis relaciones personales al resto de voluntarios…
Aún así, y con este panorama, me decidí a venir.
La razón principal fue que el proyecto me pareció ideal para mí. Hay algunas cosas que, sin poder explicar por qué, una siente que le llaman, que tiene que tomar parte… Y la verdad es que una vez aquí, sé con seguridad que no me he equivocado.
Como toda experiencia de larga duración, estoy segura de que tendrá sus inconvenientes, y que no todos los días van a ser tan buenos como este primer mes que he pasado aquí, pero creo que contar con las dificultades siempre es un punto a favor, porque te ayuda a mantener las expectativas a un nivel realista. Pero aún así, creo que no exagero cuando digo que esta decisión está en la lista de las más acertadas. Para ilustrar esto, enumero los beneficios que esta experiencia puede aportarme, entre otros quizá más personales…
-Mejorar mi nivel de inglés, idioma más que imprescindible, y posibilidad de aprender uno nuevo, el polaco, con lo que eso implica.
-Vivir en un país culturalmente distinto, ser independiente y aprender sobre mí misma y mi madurez a la hora de desenvolverme. Además de eso, visitar otros muchos más países en mi tiempo libre, ya que la zona geográfica en la que me encuentro ayuda bastante.
-Realizar trabajo con la comunidad, poner en práctica mis habilidades y aprender mejores formas de dinamizar/poner en marcha ideas y proyectos.
-Conocer gente de sitios diferentes, no ya solo de Polonia, sino de otros países de Europa, e intercambiar experiencias, dentro de un marco favorable a abrirse a los demás y encontrar apoyo en ell@s.
-Aprender cómo funcionan hoy en día las políticas a nivel europeo y qué podemos hacer los jóvenes para implicarnos en la mejora del futuro.
– Dejar mi huella en un país extranjero gracias al SVE. Por ahora ya he tenido la oportunidad de pintar mi propio graffitti en una pared del pueblo.
Con todo esto, ¡la temperatura tendría que ser MUY baja para conseguir desmotivarme!
P.D: La foto pertenece a la página web del pueblo www.milicz.pl
Por la inauguración de una calle nueva, la calle verde, pidieron voluntarios para realizar un grafitti de ese mismo color, con lo que cada uno quisiera. El trabajo fue autónomo, aunque contamos con la ayuda de Setka, un grafittero polaco especialista en pintura realista… él fue quien pintó la niña.
Escrito por Andrea de la Torre, voluntaria en Milicz, Polonia
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