Vivir en Galway durante seis meses ha sido increíble. Puede sonar a locura lo de compartir casa con 9 personas más de diferentes nacionalidades y de hecho lo es. No puedes estar ni un segundo solo o en silencio! Sin embargo, me llevo miles de cosas buenas: aprender a convivir, respetar, idiomas, diferentes culturas y formas de pensar, comidas y recetas de otros países, música, cerveza y muchas muchas risas y cariño. Creo que gracias a esta experiencia he crecido muchísimo a nivel personal, puedo decir que he ganado independencia y seguridad en mi misma. También he aprendido a ser mucho menos exigente tanto conmigo misma como con los demás y también A AHORRAR! Esta oportunidad me ha permitido tanto viajar como mejorar y sentirme mucho más cómoda hablando inglés, que eran dos de mis objetivos principales. Y todo esto gracias a las personas que me han acompañado durante esta aventura y a los cuales me llevo para siempre conmigo. Galway como ciudad para vivir es muy cómoda, pequeñita pero llena de vida, perfecta para los jóvenes (sobre todo para los españoles que nos encanta la fiesta), además los irlandeses son en general muy amables y dispuestos a ayudarte en lo que sea. Por otro lado es una ciudad muy multicultural en la que puedes conocer gente de todo el mundo y, como no, españoles no faltan, salen hasta de debajo de las piedras.
Por otro lado, a nivel del proyecto de voluntariado he de decir que no fue, en mi caso, muy enriquecedor, me esperaba otra cosa totalmente, tanto en cuanto a las actividades desarrolladas como en cuanto a la organización del mismo (aunque precisamente los irlandeses son conocidos por su mala fama en cuanto al management…). Es un proyecto que te desgasta mucho tanto física como mentalmente ya que los horarios no son fijos (lo que no te permite establecer ninguna rutina o empezar ningún hobby), hay que hacer turnos de noche, una de las actividades principales es limpiar, trabajar con este tipo de gente no es nada fácil y la mayoría de nosotros no sentíamos que existiese un feedback, es decir no nos sentíamos útiles en el proyecto porque no veíamos reflejada nuestra ayuda. He de añadir que había días en los que debíamos acudir a las casas y pasar allí de 6 a 8 horas sin hacer nada porque ninguno de los residentes estaba allí o habían staffs suficientes que ya habían realizado todas las tareas.
Sinceramente creo que se debería hablar con la organización de acogida para dar a los voluntarios mejores condiciones en cuanto a formación ya que muchos de nosotros no tenemos estudios relacionados con los procedimientos y actuaciones que hay que llevar a cabo; actividades con los residentes, para poder interactuar más con ellos y tratar de ayudarlos de una forma más directa que solo limpiando y cocinando; horario, puesto que había horas muertas en las que simplemente estábamos sentados viendo la tele y algunos días se nos hacían interminables y, por último, transporte ya que muchas de las casas estaban bastante lejos de nuestro alojamiento (50 min la mía) e ir andando o en bici los días de lluvia y aire, que en Galway son casi todos, es horrible.
Todo esto, por supuesto, lo comentamos en la oficina a la coordinadora de voluntariado, pero las críticas no fueron muy bien recibidas. Aunque no todo fue tan malo, los diferentes trainings que tuvimos a lo largo del proyecto en Dublín y Cork fueron muy útiles tanto a nivel personal como profesional, la mayoría de los staffs siempre fueron muy atentos y, en mi caso, no tuve problemas para pedir días libres en Navidades o si algún familiar o amigo vino a visitarme. Además el pocket money era más que suficiente y todos esperábamos ansiosos el food claud que llegaba los miércoles a casa.
En resumen, la experiencia en sí ha sido muy buena, sin embargo creo que el proyecto de voluntariado podría mejorarse.
Muchas gracias por esta oportunidad y por toda la ayuda ofrecida.
Un saludo!
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