Es imposible olvidar los nervios del día anterior a nuestro viaje pues fueron muchas las preguntas que nos surgieron durante ese instante: ¿Cómo es Rumanía?. ¿Será el clima muy frío? ¿Podré comunicarme con la gente?. ¿Cuán diferente es su cultura?. ¿En qué tipo de proyecto estoy embarcando?.
Sí algo hemos podido aprender en los inicios de nuestra aventura es la respuesta a estás preguntas. Sin lugar a duda durante estos primeros meses nos hemos sumergido en la cultura rumana, hemos profundizado en su geografía, lenguaje, historia y, por supuesto en su arte popular (haciendo un especial énfasis en la zona que nos atañe: Dobrogea).
El hecho de profundizar en la cultura rumana ha provocado que nuestra adaptación fuese rápida y confortable, sí bien podemos resaltar que el clima local distaba mucho del clima patrio hemos podido disfrutar de la nieve en la bella campiña rumana y en sus numerosos monumentos.
Siguiendo el orden de nuestras preguntas las primeras experiencias con el pueblo rumano nos mostraron un ambiente cálido y acogedor, un aspecto destacable ha sido el cariño que muestra la población rumana al saber que somos españoles recordando con cariño familiares que emigraron a nuestro país.
Como hemos mencionado anteriormente, la profundización en la cultura rumana nos hizo ver una cultura que no dista tanto de lo que imaginábamos al principio de nuestra aventura, un ejemplo de ello es que compartimos las raíces latinas en nuestro lenguaje.
En cuanto a nuestro proyecto durante los primeros meses hemos conocido al personal asociado a la organización de acogida y nos hemos integrado en la comunidad socioeducativa del país.
En lo referido a nuestro trabajo es necesario diferenciar los tres lugares dónde desempeñamos nuestra labor: School 29 (Constanta), Day Care Center Agigea (Agigea) y Centrul Cultural Corbu (Corbu).
Diferentes lugares distintas actividades, en School 29 las actividades se han centrado en mostrar la cultura española al alumnado de entre 10- 14 años, sin olvidar que previamente dicho alumnado nos mostró su cultura y tradiciones durante nuestras primeras semanas de diciembre.
En Day Care Center Agigea nos hallamos ante un panorama totalmente distinto, dejando de la lado las quehaceres de la vida estudiantil aquí nos centramos en los aspectos más humanos de la educación: la diversión y el cariño, poniendo en práctica las sesiones de drumming y haciendo volar nuestra imaginación para hacer felices a estos pequeños.
Por último, en el Centrul Cultural Corbu el estudiantado es diferente con una edad que ronda los 13-17 años, en estos primeros meses estamos realizando un intercambio cultural y pensando futuras actividades deportivas.
Una vez expuesta nuestra opinión común sobre lo aprendido en estos inicios se antoja necesario mostrar unas breves consideraciones de ambos participantes:
OPINIONES DE JUAN Y FELISA
“Durante mis primeros meses en Rumanía he aprendido ciertos valores que nunca creí que iba a poner en práctica. Nuestro voluntariado está enfocado a la educación no-formal lo cual fue un nuevo aspecto para mí, esta innovadora educación pretende mostrar un aspecto más humano de la educación dejando atrás el estrés de las notas y buscando con ahínco la felicidad del alumnado.
Con todo ello, la independencia y el cambio cultural son unos aspectos que me gustaría destacar, desde el primer momento comienzas a valerte por ti mismo en un nuevo país, en poco menos de un mes comienzas a valorar más tus acciones individuales sobrepasando la barrera del idioma, las tareas cotidianas o la cultura.
No obstante, durante este párrafo hemos hablado de los comienzos del proyecto lo cual nos da una primera visón de nuestra experiencia, por lo tanto, todavía queda mucho por aprender durante nuestra estancia para poder realizar un completo análisis de nuestras labores.” (Anaya Rodríguez, Juan)
“Antes de venir a Rumania tenia muchas incertidumbres, no sabía muy bien como sería el proyecto, ni sí entendería exactamente cuáles eran las actividades que desempeñaría, pero sí tenía muchas ganas e ilusiones de comenzar esta nueva aventura. Siempre quise hacer un voluntariado, ya que había escuchado que es una experiencia única e inigualable.
Por otra parte, durante estos meses he adquirido diferentes y nuevas habilidades gracias a los cursos de formación: diseño gráfico, “outside training” y “drumming”, especialmente en este último aprendí la capacidad de expresar los sentimientos utilizando diferentes instrumentos y poder transmitírselo posterior mente a los niños y niñas del centro de Agigea.”
(Del Viejo Núñez, Felisa)
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