En definitiva, me encanta poder descubrir nuevas culturas y no hay mejor manera que hacerlo viviendo en su país para experimentarla en tus propias carnes.
Tengo un grado universitario en Estudios Ingleses y, por ello, siempre he trabajado en academias de inglés impartiendo clases a niños, adolescentes y adultos. También, gracias a mi experiencia adquirida, he dado clases de español y cultura española para extranjeros, mayoritariamente a adolescentes italianos.
Dada mi experiencia en la enseñanza de idiomas, me vino como anillo al dedo el voluntariado que ofrecían en una escuela de la ciudad alemana de Marburg, concretamente en la Richstberg Gesamtschule. De esta manera, pude experimentar la docencia alemana de primera mano, ganar muchísima más experiencia enseñando idiomas y tener contacto con niños y adolescentes de una cultura diferente a la mía.
Las tareas que desempeñé durante mi estancia fueron las siguientes:
- Organizar y planificar clases en inglés y español para luego ponerlas en práctica con los alumnos. También ayudar a los alumnos a realizar sus tareas y asistir al profesor en todo lo que necesitase.
- Crear material didáctico para las clases con juegos y canciones.
- Formar parte del proyecto semanal de nutrición y realizar toda clase de actividades relacionadas con la cocina. También redacté una serie de recetas de comida típica española y organicé un día de comida española con cada grupo donde cocinamos comida típica española, les explicaba la gastronomía española y el origen de las tapas.
- Formar parte de todos los proyectos culturales que la escuela llevaba a cabo durante el curso escolar, ayudando con la organización y aportando ideas.
Mi experiencia haciendo el voluntariado europeo ha sido como una montaña rusa. Todo empezó con dificultades ya que la organización de acogida no tenía preparado el piso en el que iba a vivir. Tampoco tenían claro cómo podía ayudarles o en qué aulas debía estar y no tuve a un mentor/a que me acompañara desde el principio en el cual poder apoyarme o que me proporcionara ayuda, así que lo tuve que hacer yo todo sola desde el principio. Esto me ayudó a crecer personalmente y a desarrollar algunas competencias como, por ejemplo, la autodeterminación, la organización y a ganar independencia. También en temas cotidianos y burocráticos como abrirse una cuenta bancaria o inscribirse en el censo de la ciudad.
Cuando ya empecé a tener una rutina clara y a tener mi propio horario, mi situación mejoró y ya pude adaptarme a mi trabajo y a mi nueva vida. Todo era perfecto en la escuela, estaba muy a gusto con los alumnos con los que trabajaba y con los profesores que me dieron la oportunidad de asistir a sus clases. Tenía total libertad para realizar cualquier tipo de actividades que yo quisiera. Además, realicé dos seminarios con diferentes voluntarios de toda Europa y fueron dos experiencias maravillosas. Me encantó poder conocer a personas de diferentes culturas y aprendí valores esenciales, a cooperar en grupo y a perder el miedo a hablar en público.
En definitiva, todos los comienzos son difíciles y no debemos crearnos expectativas de ningún tipo antes de poder experimentarlo por nosotros mismos. Aunque mi estancia no fue como yo esperaba desde el principio, he aprendido muchísimo durante la misma y he conocido a personas buenísimas que me han ayudado mucho y me han hecho más ameno el camino. Además, he adquirido competencias tanto personales como profesionales las cuales nunca habría podido obtener si no hubiera realizado el voluntariado europeo. Por eso, recomiendo y ánimo a todo el mundo a realizarlo.