Hola a todos!
Mi nombre es Verónica y estoy haciendo mi SVE en Arad- Rumania.
Mi vida antes de tomar la decisión de llevar a cabo esta experiencia transcurría con normalidad, no es el caso habitual ya que muchos voluntarios vienen buscando una oportunidad para formarse, dado que es nuestro país la situación actual no es precisamente sencilla.
Al parecer, yo formaba parte de ese grupo de jóvenes afortunados que tienen la posibilidad de trabajar en su profesión pero sin embargo me sentía incompleta.
Necesitaba de un cambio drástico, hacer algo diferente, salir de mi zona de confort (vocablo muy de moda en los tiempos que corren) y respirar algo tan puro con el que pudiese contar extraordinarias historias a mis nietos. Hacer algo de verdad.
Así pues buscando y buscando encontré el programa SVE y decidí ir a por todas. Al cabo de unos tres meses de búsqueda imparable encontré este proyecto con la ayuda de mi asociación de envío Building Bridges. El proyecto KLEO me convenció y tras ser seleccionada no me lo pensé dos veces, me eché el hatillo a la espalda y les dije a mi familia, amigos e incluso jefes; -”Fue un placer, pero me marcho a Rumania”-.
No os puedo negar que vine con las expectativas muy altas y sin duda éstas han sido más que superadas. Mi organización, Eiva, es como una pequeña familia y vivo con cuatro compañeros de diferentes nacionalidades con los que comparto proyecto, vida y una profunda y sincera amistad.
Nuestras actividades van desde trabajar con comunidades desfavorecidas hasta colaborar en centros con niños con diversos problemas o elaborar campañas antidrogas. Definitivamente, no me podría haber tocado una organización mejor!!
Cada día aquí es como una nueva aventura, ahora abro los ojos cada mañana con ilusión porque sé que de seguro el día de hoy nada se parecerá en nada al de ayer y ten por seguro que no hay tiempo para aburrirse.
Arad está lleno de voluntarios y a pesar de ser una pequeña ciudad siempre hay algo que hacer y además de trabajar (y espero que no me regañen por esto) la buena fiesta no escasea. Si en la vida existe el momento idóneo para disfrutar, desde luego ese momento es el SVE.
Por otro lado Rumanía me ha sorprendido gratamente. En España tenemos muchos prejuicios sobre este país y os juro que he encontrado aquí decenas de paraísos que ni en las fotos he podido retratar como se merecen. En cuanto a sus gentes, los rumanos me han demostrado su calidad humana, aceptación y respeto desde el principio y hasta el día de hoy. Además cabe destacar que la comida es buenísima, así que olvídate de volverte España con una 34 ;-).
Viajar es parte del EVS y desde luego a nosotros nos da igual el cómo. A dedo, a pie, en tren o en lo que se tercie; nuestro único objetivo es alimentar esas ansias de conocer nuevos mundo y lanzarse a la aventura sin vuelta a atrás, ¿qué sería la vida si no tenemos el valor de intentar algo nuevo?.
En estos momentos ya he pasado el ecuador de esta experiencia pero estoy segura de que todavía me quedan muchas cosas por vivir, muchas gentes por conocer y sobre todo muchos lugares que descubrir.
No sé qué será de mi futuro a la vuelta pero ahora no me importa, mi objetivo se concentra en vivir esto como si cada día fuera el último. Habrá caídas y subidas pero con el corazón en la mano os digo que de verdad esto merece la pena vivirlo.
Si estás buscando un cambio, te motiva ayudar a los demás y eres adicto a la aventura, no lo pienses más porque al final lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.
Me despido con algunas fotos y un vídeo dónde se describe un poquito las actividades que hacemos con los más peques.
Un fuerte abrazo de esta eterna soñadora.
Os dejo un vídeo debajo de mi experiencia SVE.
Escrito por Verónica López Rielo, voluntaria europea en Rumanía
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