Experiencia del Cuerpo Europeo de Solidaridad
Experiencia con niños en Italia
«Sabiendo que haciendo reír y haciendo más felices a todos los niños que tuve el placer de conocer, estoy mucho más lleno como persona, y fui y soy más feliz.»
«Sabiendo que haciendo reír y haciendo más felices a todos los niños que tuve el placer de conocer, estoy mucho más lleno como persona, y fui y soy más feliz.»
Ciao! Soy Adri, vengo de Baños de Molgas, un pueblo de Galicia, soy biólogo y tengo 26 años. No sé muy bien cómo empezar a hablaros de esto porque ni yo sé muy bien cómo acabé inmerso en este tipo programas que a mi parecer son muy enriquecedores en miles de aspectos y que puedo afirmar que me cambiaron la vida.
El mensaje que quiero dejar claro es que quizás la sociedad nos dice que este tipo de programas no son del todo útiles, ya que debes estudiar, trabajar, comprometerte, formar una familia tradicional, comprar un coche, hipotecarte…y así encontrarás la “felicidad”. Que no te engañen. Todas las opciones de vida son válidas, faltaría más, pero lo que quiero expresar es que no había encontrado nunca ninguna experiencia como la que este tipo de programas te ofrece en la cual me hubiese sentido tan vivo y en la cual haya aprendido tantas cosas, a pesar de tener que escuchar en mi entorno que estas opciones “hacen perder el tiempo”. Si eres joven, tengas más claro o menos claro lo que quieres con tu vida, y eres una persona dispuesta a sentir y aprender, entonces atrévete a vivir esto alguna vez, no te vas a arrepentir.
Tras esta introducción un tanto filosófica, pero que espero que se haya entendido como yo pretendo, voy a hablaros de mi experiencia medio año en Italia:
He descubierto este programa juvenil del Cuerpo Europeo de Solidaridad a través de la página web de YesEuropa, y a la hora de realizar el proceso de selección como voluntario, mis impresiones iniciales fueron positivas. Lo que no sabía al principio es que esas buenas expectativas se convertirían en una experiencia que me llevo para siempre conmigo.
Mi camino empezó a principios de abril en Prato, Toscana (Italia), en un centro diurno (gestionado por una fundación social) donde niños de diversas edades con riesgo de exclusión social reciben amparo en su complicado día a día.
Mi labor consistía en tratar de ser un educador social más (aunque siempre bajo el control de los responsables); hacía los deberes con los niños, proponía nuevos juegos y nuevos entretenimientos, les hablaba de mi cultura y, en definitiva, intentaba que su día fuese lo más feliz posible jugando y riendo con ellos.
He tenido la suerte de compartir este medio año con 3 amigos (Sonia, Ainoa y Emils, otros voluntarios como yo) que me llevo para siempre y que pase el tiempo que pase, siempre nos unirá haber vivido esto juntos. En el piso hemos reído, nos hemos enfadado, hemos llorado y hemos sido un apoyo los unos para los otros; fuimos como una familia y esto ha enriquecido muchísimo la experiencia.
La organización y los responsables de que nosotros estuviéramos bien ha sido también parte esencial de que todo fuese muy positivo. Han estado atentos incondicionalmente ante cualquier consulta y petición en el día a día (incluso muchas veces en horarios no laborables); han hecho de padres y consiguieron que nos sintiésemos como en casa.
En estos 6 meses he podido disfrutar de los niños, lo mejor de mi experiencia. He descubierto que por mucho que creas que les puedes enseñar, siempre vas a aprender mucho más de ellos; son niños con situaciones muy complicadas en sus hogares, y siempre tienen una sonrisa para ti. Los valores que transmiten y el feedback que hemos tenido no lo voy a olvidar nunca.
Sin embargo, más allá de mis funciones como voluntario, he podido conocer a personas increíbles, he podido viajar muchísimo en mi tiempo libre y descubrir Italia de una manera mágica, mejorar mi italiano, y disfrutar de todo lo que Italia me podía ofrecer (su gente, su gastronomía, su inmensurable cultura…). He aprendido tantas cosas, que no sabría de qué manera explicarlas correctamente.
De esta experiencia me llevo un aprendizaje enorme conmigo mismo; aprendí a saber estar conmigo más que nunca, aprendí a desarrollar todavía más habilidades como la paciencia, la superación, la empatía y el amor incondicional hacia los demás sin esperar nada a cambio.
Pase lo que pase en el futuro, siempre recordaré con cariño este lugar y todo lo que me aportó, recordándolo con la tranquilidad y el orgullo de haber dado lo mejor de mí, y sabiendo que haciendo reír y haciendo más felices a todos los niños que tuve el placer de conocer, estoy mucho más lleno como persona, y fui y soy más feliz.
Si leyendo este breve resumen te sientes con ganas de querer vivir algo así pero no sabes qué es lo que te frena, haz un análisis personal contigo mismo y atrévete. Si tienes dudas, consultas o cualquier cosa que desees saber, puedes ponerte en contacto con los responsables de la organización para que te faciliten mi contacto, y estaré encantado de comentarte cualquier cosa que necesites sobre mi experiencia.
Muchas gracias por tu tiempo,
Nos vemos en la vida
Un billete de Ida y Vuelta
Aprenderás el idioma del país
Cantidad fija al mes para tus gastos
La casa y los gastos los cubre el programa
Seguro gratis accidentes y responsabilidad civil
Tendrás una cantidad para comida y gastos corrientes
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