Un sabroso encuentro danés con un toque de nacho. Hoy quiero compartir una de las vivencias más memorables de mi vida: mi primera aventura lejos de España, en uno de los países que se alzan como baluartes de felicidad y calidad de vida.
La aventura dio inicio el 13 de agosto de 2023 en el encantador pueblo de Vandel, un rincón escondido de Jutlandia, en el sur de Dinamarca. A solo un paso de Billund, la capital del Lego y un auténtico símbolo de la cultura danesa, este lugar promete ser el telón de fondo perfecto para lo que está por venir. En Vandel, se sumerge de nuevo en el apasionante mundo del voluntariado, marcando su tercera experiencia en este valioso papel. Únete al apasionante mundo educativo de un efterskole o internado privado como asistente lingüístico de inglés. Sin embargo, como en toda aventura, hay un sinfín de oportunidades para ayudar y aprender. Te verás inmerso en un abanico de actividades que van desde la enseñanza y el coaching personal, hasta desafíos creativos en cocina, construcción, pintura y carpintería. También tendrás la oportunidad de participar en el montaje de escenarios para eventos musicales y culturales, entre un sinfín de experiencias enriquecedoras y multifacéticas que enriquecerán tu vida.
Al inicio de cada aventura, la incertidumbre y un leve temor son compañeros constantes, especialmente al sumergirse en lo desconocido. Enfrentarse a algo fresco y diferente puede ser un desafío, desde aprender un nuevo idioma hasta abrazar costumbres ajenas. La emoción de descubrir nuevas culturas y conectar con personas únicas añade un matiz cautivador a este viaje que transforma nuestra rutina habitual.
La transición resultó ser más ágil de lo que había anticipado, gracias a mis vivencias previas con diversas culturas y a mi participación en distintas iniciativas de voluntariado.
Esta experiencia era como un fresco amanecer, un anhelo que había buscado durante años y finalmente se materializaba. Este proyecto se convirtió en la llave que abrió las puertas a la fascinante cultura danesa, permitiéndome sumergirme en su idioma, sus costumbres y su filosofía de vida. Así, poco a poco, entendí por qué Dinamarca se destaca como uno de los países con la mejor calidad de vida y uno de los más felices en el que se puede habitar.
Me di cuenta de que en la gran mayoría de los empleos las jerarquías son casi invisibles. Lo que realmente importa es fomentar una calidad de vida excepcional, respaldada por un ambiente laboral amigable y un sólido sistema de salud, educación y políticas públicas. En este contexto, el objetivo primordial es siempre el mismo: preservar y elevar el bienestar de las personas.
A lo largo de mi experiencia como voluntario, tuve el privilegio de cruzarme con una infinidad de personas, sumergiéndome plenamente en la rica cultura danesa. Observé con admiración cómo valoran el lazo familiar, considerado un auténtico bastión en sus vidas, y cómo cultivan relaciones sociales saludables, donde cada individuo se siente parte del todo. Además, enfrenté y superé miedos que creía insuperables, como hablar frente a cientos de personas con un micrófono en mano, lanzarme desde diez metros de altura, aprender a esquiar y aventurarme a viajar en solitario. Cada uno de estos desafíos se convirtió en un peldaño hacia mi crecimiento personal.
Es importante resaltar que esta experiencia me brindó la oportunidad de sumergirme en la cultura de una manera profunda y personal. Al convivir con los estudiantes en el colegio, no solo logré conocer sus tradiciones y costumbres, sino que también forjé amistades que perdurarán toda la vida. Sin duda, una de las mayores recompensas del voluntariado es el vínculo humano que se establece en el camino. Para culminar, puedo afirmar que he hecho realidad un sueño al pisar suelo danés, un país que siempre había anhelado habitar, pero que necesitaba explorar a fondo antes de tomar la decisión definitiva de establecerme aquí.
En resumen, esta experiencia inolvidable me ha permitido encontrar un nuevo hogar en el que quiero quedarme. Estoy ansioso por regresar y mantener vivas las conexiones con las maravillosas personas y amigos que conocí en el camino. Siempre afirmaré que nunca hay arrepentimiento en no haber intentado algo; cada intento trae consigo lecciones nuevas y sorpresas. Nunca se puede prever el rumbo de las cosas hasta que te lanzas a la aventura. No temas a cometer errores; en realidad, no perderás nada. Al contrario, cada tropiezo se convierte en una oportunidad para aprender y, quién sabe, tal vez en una fuente inagotable de anécdotas divertidas que compartirás a lo largo de los años.
¡Anímate a vivir sin reservas! Actos, no promesas.