Mi experiencia ha sido una completamente nueva para mí, ya que significaba vivir en un país diferente y convivir con personas que no son mi familia. También estoy en una nueva cultura y un nuevo clima. Con la formación de llegada, debo decir que me encantó y disfruté cada segundo. Tuve a los mejores instructores, que fueron muy creativos, dinámicos y amables. Las actividades fueron interesantes y útiles, y la dinámica de grupo que tuvimos fue increíble. La ubicación también fue muy agradable; estábamos un poco lejos de la ciudad de Varsovia, pero se sentía un poco como un retiro, y nos dio la oportunidad de conocernos mejor entre los voluntarios.

Sigo en contacto con el resto de los voluntarios, viéndolos en mayor o menor medida, y espero visitar a algunos de ellos en su país de origen (y que ellos vengan a mi ciudad). Incluso diría que me habría gustado pasar seis meses como voluntario para tener una formación intermedia y conocer a más personas en una ciudad polaca diferente. Mi trabajo consiste en asistir a mis dos profesores en una guardería con niños de 6/7 años. Los viernes les doy clases de español, así como otras actividades relacionadas con mi cultura.

Por ejemplo, a principios de mayo hicimos una actividad relacionada con una festividad en mi ciudad, el Día de la Cruz, y los niños pintaron platos que son artesanías típicas de Granada. Además, ayudo en las actividades que necesitan, colaborando con los niños para realizarlas, o apoyando a los profesores en su organización, o pintando lo que necesiten. En las excursiones, los acompaño y ayudo a cuidar de los niños y garantizar su seguridad… Un poco de todo.

En cuanto a la libertad de acción, me coordino muy bien con los profesores. Acordamos un día y ellos me ayudan en lo que pueden, proporcionando materiales y asistiendo en la explicación de las instrucciones. Son muy solidarios y les encanta cuando realizo actividades de mi propia iniciativa.

Estoy aprendiendo de todo realmente, ya que también ayudo a servir comidas y a recoger, así que me estoy acostumbrando a ser rápido con las manos, además de desarrollar nuevas ideas para enseñar y presentaciones en línea. He encontrado alternativas a la comunicación verbal y he aprendido a hacerme entender (así como a entender a los demás, lo cual es igual de importante).

Siento que he mejorado mucho en leer el ambiente y analizar qué se necesita o dónde debo estar. También estoy aprendiendo muchas ideas de enseñanza de mis profesores y del sistema polaco en general.

En cuanto a las relaciones, tengo una muy buena relación con mis profesores. Con el más joven planifico actividades y días libres, y con el más mayor tengo una relación cordial. Ella me da mucha tranquilidad y me abro a ella, así como ella me cuenta un poco sobre su vida. Ambas son muy amables y comprensivas.

Respecto a los niños, son encantadores y me adoran. Se emocionan cuando vengo, y durante las clases que imparto, se comportan muy bien. Me escuchan como «pani», y si necesito ser más estricto, cumplen. Hacen un esfuerzo por comunicarse y explicarme las cosas, y siempre tienen curiosidad por aprender sobre español, inglés e incluso francés.

En el apartamento, he tenido que adaptarme a compartir un baño con tantas personas, así como la cocina (aunque la cocina no es un gran problema ya que no la he usado mucho en estos últimos meses). A veces echo de menos tener ciertos electrodomésticos, como una licuadora o un trapeador, pero mis compañeros y yo nos arreglamos. Tengo una relación cordial con mi compañera de cuarto; respetamos nuestro espacio y coordinamos la limpieza. Tenemos hábitos similares en cuanto a la organización y eso. Ocasionalmente, me preocupa molestar mi compañera de cuarto cuando llego un poco tarde, pero hemos hablado de eso y me aseguró que me avisaría si había algún problema, y lo mismo para mí cuando ella trabaja tarde y yo me acuesto más temprano.

En general, me llevo muy bien con todos mis compañeros de casa, y tenemos una relación amistosa que va más allá de simplemente coexistir. Hacemos planes juntos y compartimos lo que necesitamos. Compartimos nuestras vidas, lo bueno y lo malo, y a veces nos quedamos despiertos hablando en la cocina. Somos muy diferentes, pero me importan mucho, aprendo mucho de ellos y los encuentro personas interesantes y buenas. Nos entendemos y somos flexibles con las reglas de la casa, acomodándonos si alguien necesita un día extra o tiene que cambiar su día de limpieza con otro compañero.

He conocido personas en las que puedo confiar y depender cuando necesito algo. Así que sí, puedo decir que en mayor o menor medida, confío en todos, y me siento cómoda abriéndome a los demás, y viceversa. Todos son muy amables y respetuosos, y siento que todos estamos comprometidos a ayudarnos.

Después de estos meses, no lo considero un lugar nuevo; lo considero mi segundo hogar (aunque he regresado a España) donde tengo amigos y muchos recuerdos. Incluso diría que lo conozco mejor que mi ciudad natal.

Dado que fue durante los meses de verano, no tuvimos clases de español, ni clases formales en general. Pero hicimos manualidades y actividades de ejercicio físico al aire libre. Con los profesores y ayudantes del centro, la atmósfera era mejor que nunca, estaba super cómoda y pudimos conocernos a un nivel más personal.

Ya teníamos la dinámica establecida y fluíamos fácilmente. Ya tenía la confianza para saber cómo ayudar y proceder en las clases y con los niños.

Como no tuvimos que planificar clases más formales, tuve más tiempo para preguntarles sobre el sistema educativo polaco y, en general, sobre la cultura relacionada con los niños y su desarrollo, así que aprendí mucho en ese aspecto. Ellos también tenían curiosidad por saber cómo era la educación en España, por lo que nuestras conversaciones fueron muy interesantes.

(Descubrí la cocina vegetariana y me sorprendió gratamente). Al final, los extrañaré a todos y los recordaré con mucho cariño, y espero volver a verlos en algún momento. Me siento muy cercana a todos los voluntarios, especialmente porque últimamente hemos hecho muchos planes juntos, celebramos cumpleaños, picnics y fiestas de despedida. Esto se debe a que los amigos de Erasmus que hicimos regresaron a sus países de origen. He podido disfrutar de momentos muy especiales con todos ellos, y también he conocido a algunos familiares que vinieron a visitarles. 

Podría decir que hemos sido un grupo de voluntarios muy unido, especialmente el último mes con el proyecto Lelenfant, donde incluso los voluntarios que no participaron activamente se unieron por las tardes y luego hicimos planes juntos. Por otro lado, he conocido a muchos amigos polacos con quienes también me he reunido por mi cuenta y sabía que podía contar con ellos y viceversa. 

Con el resto de los voluntarios de ESC que conocí en la formación de llegada, he mantenido el contacto y pude despedirme de ellos antes de salir del país, así como tengo planes futuros con muchos de ellos. Respecto a mi mentor, lo vi muy poco, pero porque no había necesidad. Vino a despedirse al apartamento y fue muy amable. Nos dijo que cuando volviéramos por la ciudad, le avisáramos. Sabía que podía contar con él en cualquier momento, pero no surgió la necesidad, por eso no nos vimos tanto. Pero estoy muy agradecida por su trabajo y su ayuda.

Con la familia y amigos fuera del país, la comunicación ha sido la misma que antes, aunque con menos llamadas porque el tiempo pasa muy rápido y nos íbamos a ver en poco tiempo.

Al final, no sentí las barreras con el idioma porque entendía mucho y sabía cómo comunicarme con los demás, incluso sin tener un nivel de polaco más allá de lo básico (refiriéndome a mi entorno laboral). Además, ya conocía a los profesores y al personal en general, así que comprendía el contexto, las bromas y podía predecir mucho mejor las conversaciones y lo que tenían planeado como actividad.

Las clases de polaco fueron muy útiles; me hubiera gustado haber tenido más porque realmente lo fueron. Ewa fue una muy buena profesora y una persona hermosa.

Respecto a las actividades organizadas por Fundacjia Prom, me habría gustado que organizaran más, como excursiones de un día y reuniones, pero entiendo que no hay tanto tiempo y es difícil reunir a tantos voluntarios para que coincidamos. Aun así, en eventos como el cumpleaños de Mate, pudimos ver a algunos mentores y a Valeriya, lo cual fue genial.

Tuve más tiempo libre debido a que tuve que gastar mis días libres restantes, así que no tengo quejas en ese sentido. Los usé para viajar, terminar trámites y otros procesos burocráticos que tenía que hacer antes de irme, o simplemente para descansar (siento que he estado a toda velocidad durante 5 meses, lo cual es genial, pero también se agradece un día extra de sueño).

Aproveché para conocer más Polonia en estos meses (aparte de ir a Berlín y reunirme con una amiga de España), como ir a Zakopane con dos voluntarios de otras áreas de Polonia, así como excursiones de un día a pueblos y ciudades cercanas a Wroclaw. También tenía una lista de cosas por hacer en la ciudad, como ver el jardín botánico, ir al museo, reunirme para pintar, hacer kayak en el río, dar un paseo en moto o ir al cine de verano que habían instalado. En la guardería aproveché para retomar mi hobby de pintar, así que tengo bocetos de la escuela y de las flores en su jardín.

En general, diría que ha sido una experiencia increíble y ha cambiado mi vida para mejor. Estoy muy agradecida por todas las personas que he conocido y las experiencias que hemos compartido. He aprendido mucho y noto que he crecido como persona.

Al final, me costó regresar a casa por lo bien que la pasé aquí y los recuerdos que tengo en esta ciudad (quiero volver, aunque sea solo de vacaciones). También sé que seguiré en contacto con los voluntarios y que los volveré a ver, ya sea en mi ciudad, en la suya o en cualquier otra ciudad.

En el futuro, me gustaría tener un trabajo relacionado con ESC y seguir investigando qué oportunidades tienen que pueda aprovechar. Creo que es una experiencia que todos deberíamos tener y por eso estoy difundiendo la información y recomendándola a tantas personas como puedo.