Buenas!!
Soy Javier, y hace unos meses ya comenté algunas experiencias sobre mis dos primeros meses de voluntariado refugiados en Timisoara, Rumanía. Estoy en mi séptimo mes y en la recta final del voluntariado refugiados. Nuestro proyecto, Actors of Change, es de educación no formal, promocionando la no discriminación entre la población local.
Dentro de este proyecto, mi compañero Rubén y yo llevamos todo este tiempo en un centro de acogida y ayuda a solicitantes de asilo, refugiados y otros migrantes, habiendo tenido la oportunidad de convivir con ellos y acompañarles en un tramo de su trayectoria.
La experiencia, tal y como la describí en el anterior artículo (que podéis leer en el siguiente enlace: https://yeseuropa.org/voluntariado-con-refugiados-rumania/) sigue siendo mágica, y el aprendizaje que me ha proporcionado toda la gente a lo largo de este tiempo ha sido inmenso.
Obtuvimos acceso al campo de refugiados de Timisoara, y comenzamos a trabajar con los solicitantes de asilo del centro: vemos películas, jugamos al volleyball, al pingpong, llevamos packs de comida, realizamos talleres artesanales, donaciones de ropa, visitamos la ciudad…
La parte menos bonita de todo es cuando creas vínculos con la gente y de un día a otro han sido transferidos a otra ciudad del país, o han decidido cruzar la frontera para intentar llegar a países con mejores expectativas para su calidad de vida (Alemania, Suecia o Austria suelen ser los objetivos más comunes).
En el centro donde vivimos ha pasado lo mismo, solo que el vínculo era mucho más fuerte. En algunos casos las despedidas han sido mejores, dado que la persona o personas han recibido el estatus de refugiado y han podido seguir adelante en el proceso de integración.
En otros casos, la situación personal ha obligado a tomar decisiones más bruscas y probar a continuar su camino en otros países europeos, haciendo imposible las despedidas. En estos casos nos es prácticamente imposible conocer el desenlace, pudiendo estar con un familiar en el país de destino, en un centro de detención donde permanecen uno o dos meses incomunicados, o en un centro abierto como el de Timisoara, a la espera de iniciar un nuevo proceso de solicitud de asilo o volver a intentar cruzar la frontera.
Más allá de lo emocional y humano (que ha sido una parte con muchísimo peso en mi voluntariado), hemos estado involucrados en proyectos muy ilusionantes y hemos conocido a gente extraordinaria cuyo esfuerzo e ilusión te motiva para seguir con más ganas. Por esto que me gustaría compartiros una iniciativa en la que tengo el placer de participar y con unos objetivos muy nobles. TRAF (Timisoara Refugee Art Festival) es un proyecto de varias semanas que culmina con la realización de un festival los días 11, 12 y 13 de mayo en Timisoara, desarrollando todo tipo de actividades en torno al arte (música, pintura, teatro, cocina…) de la mano de artistas locales como extranjeros, de toda condición, creando durante tres días un espacio de inclusión social para todos. Está abierta una campaña de recaudación de fondos para contribuir al desarrollo del festival, y cualquier ayuda es bienvenida, y si alguien puede y quiere venir, más que bienvenido!! Si estuvierais interesados, el link sería el siguiente:
https://www.indiegogo.com/projects/timisoara-refugee-art-festival-2018-community#/
Y para saber más del festival, podéis encontrar más detalles en la versión en inglés en esta página:https://solidart.online/en/projects/traf/
En adelante, vamos a por las últimas semanas del voluntariado refugiados, con mucha ilusión y trabajo por delante. Un saludo!!!!
Escrito por Javier, voluntario europeo que ayuda a los refugiados en Rumanía
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